La formación de los profesores no universitarios pasa por momentos de inestabilidad en los principales países europeos, donde se busca la adaptación necesaria a las nuevas condiciones de la enseñanza.
Actualmente, los profesores en Inglaterra y Gales acceden a la enseñanza pública tras obtener en la universidad un diploma que exige dos cursos de formación pedagógica. Pasan de 29.000 los estudiantes que, en 70 universidades, siguen estos cursos.
El gobierno británico pretende ahora que en la formación de sus profesores se dé preferencia a la práctica en los colegios. El plan empezaría con pocos estudiantes. Los «aprendices» recibirían enseñanza a distancia por ordenador y acudirían profesores tutores, docentes en ejercicio y universitarios, que comprobarían sus progresos.
Las universidades opinan que el nuevo sistema resultaría muy costoso y, además, no funcionaría, porque los profesores en ejercicio no disponen de tiempo para formar a los aspirantes. Sin embargo, varias escuelas participan ya en experiencias en las que se responsabilizan totalmente de la formación de nuevos profesores, ayudados por expertos cuando lo estiman necesario.
Más revolucionaria es la propuesta del ministro de Educación John Patten, que pretende convertir a madres de familia, que ya han criado a sus hijos, en profesoras de preescolar tras seguir un curso de formación pedagógica especial, y aunque no tengan diploma universitario. Sus críticos temen que se deterioren la enseñanza en estos centros y la imagen de la profesión. Quizás el gobierno abandone el proyecto, pues no ha vuelto a hablar de él desde agosto.
En el Estado alemán de Baden-Württemberg se mantienen la Escuelas Pedagógicas Superiores como únicas para la formación de sus maestros; pero sus días están contados. En un reciente informe, aunque se reconoce que han realizado un «trabajo sólido» en la formación de los maestros, se aconseja su integración en las uni-versidades como facultades de Ciencias de la Educación.
El ministro de Educación del Estado prefiere otra solución: la «cooperación», que prevé mantenerlas como escuelas especiales independientes, ampliadas y en estrecha colaboración con las universidades. «Esta solución -señala el ministro- resultará cara, pero bien lo merece la formación de nuestros maestros».
En Bélgica, el ministro de Educación Michel Lebrun anunció en febrero su intención de reformar las Escuelas Normales estableciendo «pasarelas» con la enseñanza superior y dándoles una nueva organización interna para enriquecer la formación inicial de los maestros. Sugiere que se abran al mundo exterior con más actividades complementarias, que estimulen el trabajo en equipo, pero sobre todo que impulsen el conocimiento directo por parte de los futuros profesores de lo que pasa en la escuela.
Los Institutos Universitarios de Formación de Maestros, creados en Francia hace dos años como alternativa a las Escuelas Normales, recibieron muchas críticas por los partidos UDF y RPR, entonces en la oposición y ahora en el gobierno. Los estudiantes se preparan durante dos cursos para cualquier puesto docente, sin distinción entre maestros y restantes profesores no universitarios. En su día, esta solución fue calificada en el Parlamento como «utopía simplista de cuerpo único».
El gobierno no se atreve ahora a suprimir estos Institutos, pero pretende que los estudiantes sigan al mismo tiempo el primer curso en ellos, más un curso «pluridisciplinar» en la universidad. Los Institutos se someterían al régimen universitario en cuanto a la concesión de créditos para la preparación de las oposiciones de segundo grado y a la contratación de sus profesores, que pasarían a formar parte de la universidad.
La formación de los profesores de Suiza presenta notables diferencias, ya que existen 150 instituciones que la imparten. La desigualdad es, sin duda, la característica más sobresaliente de esta formación: cada cantón aplica la política educativa que considera más conveniente.
Como primer paso hacia la armonización de la formación, la Confederación de Directores de Educación de los Cantones propuso la creación de Escuelas Pedagógicas Superiores. Formarían a los profesores de los distintos niveles escolares con un plan equilibrado de formación teórica, investigadora y práctica y se responsabilizarían también de la formación continua del profesorado. Han previsto un periodo de formación de tres cursos, aunque habría excepciones para los diplomados universitarios.
José Manuel Cervera