No es fácil explicar a tus alumnos occidentales lo que está pasando en Gaza cuando te ven como parte interesada en el conflicto. Un profesor judío y otro palestino cuentan en The Atlantic cómo se las apañan para desmontar prejuicios, lo que a veces les lleva a revisar sus propias posturas.
Dov Waxman enseña ciencias políticas en la Universidad Northeastern de Boston, Estados Unidos, donde también codirige un centro de estudios sobre Oriente Medio. Su primer destino como profesor fue Turquía, al comienzo de la Segunda Intifada. Allí comprendió que el contexto político y social en que uno se ha criado puede asomar en el modo de enfocar las explicaciones.
“Fue un bautismo de fuego”, explica Waxman, que es judío. “Cuando me preguntaron sobre el Holocausto, del que no habían oído hablar, fue muy difícil contestar como profesor, sin implicarme emocionalmente”.
Varios años después, sigue esforzándose por explicar las cosas con rigor. “Intento ser muy honesto conmigo mismo sobre mis prejuicios y sobre el modo en que estos informan mi postura. Solo después de hacer esto, puedes empezar el duro trabajo de liberarte de ellos”.
Waxman cree que el esfuerzo de los profesores por reconocer sus propios prejuicios puede servir de lección a los estudiantes, sobre todo cuando se trata de asuntos que dividen mucho: “Debemos dejar claro que este tipo de discusiones no pueden reducirse a los eslóganes ni a las diatribas de un solo lado. Las universidades deben esforzarse por mostrar que es posible tener discusiones profundas sobre temas controvertidos y sensibles, y que es posible aprender a discrepar con respeto”.
Rashid Khalidi, de padre palestino y madre libanesa, dirige el centro de estudios sobre Oriente Medio de la Universidad de Columbia. En un momento en que las redes sociales ofrecen una avalancha de noticias sin contexto, una de sus prioridades es procurar que sus alumnos tengan una opinión informada. “Intento describir los hechos de la forma más objetiva posible, ofreciéndoles diferentes puntos de vista”. Pero no faltan, lamenta, los que le escuchan con reticencia solo porque es palestino.
También en estos casos evita decirles lo que tienen que pensar, procurando que se cuestionen si están bien informados: “Incluso si los estudiantes tienen opiniones sobre estos temas, y es natural que las tengan, deben actuar y hablar apoyados en el conocimiento, no en la ignorancia”.