Crece el interés por la moderna planificación familiar natural
Como en tantos otros campos de la Medicina, las investigaciones sobre la regulación natural de la fertilidad avanzan día a día. Paradójicamente, la aplicación con éxito de estos conocimientos en parejas con problemas de esterilidad ha despertado un nuevo interés por la eficacia de estos métodos naturales, ya conocidos por su utilidad para evitar embarazos respetando los ritmos biológicos. Los resultados de experiencias clínicas en este campo han sido expuestos en el V Simposio Internacional sobre Avances en Regulación de la Fertilidad, celebrado recientemente en Madrid.
Los métodos naturales, ya utilizados para posponer o evitar embarazos, contando con la responsabilidad compartida de los cónyuges y sin los riesgos de la anticoncepción química o instrumental, están aplicándose también con éxito para combatir la esterilidad, un problema que afecta hasta un 15% de las parejas en edad fértil.
Para combatir la esterilidad
Una investigación realizada por el equipo médico del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario San Juan de Dios de Barcelona, a partir de la aplicación combinada de métodos naturales de regulación de la natalidad en 255 parejas, ha concluido con setenta embarazos, es decir, con una tasa efectiva del 27%. El resultado de la experiencia catalana, según los promotores, supera a los porcentajes de éxito que se consiguen con técnicas de fecundación in vitro o con inseminación artificial. La experiencia clínica demuestra que, aunque la fecundación asistida permite alcanzar inicialmente un 30% de embarazos, sólo llegan a término aproximadamente la mitad.
En opinión del doctor Justo Calleja, que presentó los resultados de su investigación ante un auditorio de más de doscientos especialistas en métodos naturales, provenientes de quince países, pueden lograrse avances similares a éste en la lucha contra la esterilidad «siempre que se tenga acceso a unos conocimientos y a una metodología que potencie la capacidad fecundante o que, simplemente, elimine las consecuencias de una deseducación sexual». Así, la mitad de las parejas que llegaron a la investigación con un diagnóstico de esterilidad de origen desconocido «consiguieron la concepión, sin necesidad de recurrir a tratamientos médico-quirúrgicos mucho más agresivos y costosos», asegura Inmaculada Mir, otra de los médicos participantes en el programa.
Conseguir estos embarazos -siempre que no exista patología o anormalidad en el hombre o la mujer- no resulta excesivamente difícil, pues la investigación básica se realiza en un plazo inicial de seis meses; pero sí requiere la colaboración de los matrimonios y las orientaciones cualificadas del personal sanitario. En términos generales, además del estudio médico previo, las parejas ponen en juego dos de los métodos naturales más eficaces: el de la ovulación, o método Billings, y el de la temperatura corporal basal. Ambos se apoyan en la observación de los signos y síntomas naturales de la fisiología femenina y, en este caso, permiten adaptar la sexualidad de la pareja, en función de la fertilidad.
Métodos de efectividad comprobada
Otro aspecto que cada vez se encuentra más documentado científicamente es el de la efectividad de los métodos naturales para posponer y evitar embarazos, de acuerdo con la voluntad de los cónyuges. En este caso, se debe recurrir a la abstinencia sexual precisamente en los denominados días fértiles. El matrimonio Billings, cuyas investigaciones han dado nombre al método de la ovulación, y otros pioneros mundiales en el estudio y la difusión de la regulación natural de la fertilidad -los doctores Brown, Hume y Odeblad-, siguen con interés las constantes investigaciones científicas sobre una práctica ahora ya popularizada pero que, hace escasamente veinte años, defendían en solitario. La constitución de una Organización No Gubernamental, en 1977, la Organización Mundial del Método de la Ovulación Billings (Woomb), y la extensión de filiales en los cinco continentes «ha facilitado que muchos médicos de todo el mundo se planteen la base científica de lo que las mujeres entienden de manera intuitiva», asegura John Billings.
Para Joaquín Fernández-Crehuet, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Málaga, la cuestión de la efectividad plantea pocas dudas. «La eficacia práctica de la aplicación de los métodos naturales para evitar o retrasar embarazos es de un 95%». Los resultados, que en todo caso dependen de la motivación y calidad del seguimiento, podrían incluso mejorarse más, en la medida en que prosperen las investigaciones que se llevan a cabo sobre el periodo fértil de la mujer (ver servicio 174/95) y se difundan los instrumentos comerciales que predicen el momento de la ovulación.
Cuando la paternidad responsable lleva a los cónyuges a evitar de momento un nuevo hijo, los métodos naturales exigen una responsabilidad compartida entre marido y mujer. La mejora de las relaciones entre los cónyuges en esa situación es quizá su éxito mayor y distintivo, según el Dr. Billings: «Se fomenta un mejor entendimiento y una cooperación estrecha entre marido y mujer, y el matrimonio se une más; el marido agradece la participación en las decisiones que afectan a los hijos y puede decirse de verdad que la responsabilidad es compartida».
Pero en la credibilidad de los métodos naturales y en su prestigio científico siguen influyendo factores ajenos a los resultados que aporta la experiencia. El reconocimiento de su utilidad en programas de medicina preventiva y de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por Naciones Unidas, desde 1984, no parece suficiente respaldo. Según explica Ana M. Rodríguez, coordinadora científica de Woomb España, «las explicaciones en las facultades de Medicina son someras y se limitan al método Ogino -fórmula probabilística, hoy ya desfasada, por la que se pretendía determinar el periodo fértil de la mujer- y tampoco hay que menospreciar los motivos económicos y la presión de algunas industrias farmacéuticas». Para Rodríguez, «estas trabas frenan la preparación universitaria de los futuros médicos, cosa que no ocurre en otros países, como Italia y Alemania, y, además, reducen al mínimo la presencia de los métodos naturales en la sanidad pública, a pesar de ser una opción a la que cualquier ciudadano tiene derecho».
En los programas para jóvenes
Además de su tradicional aplicación para regular la fertilidad, varias experiencias realizadas en Estados Unidos y Chile muestran las posibilidades que los métodos naturales ofrecen en el ámbito educativo y, sobre todo, en programas de información sexual entre jóvenes. Para Pilar Vigil, profesora adjunta de las facultades de Ciencias Biológicas y Medicina de la Universidad Católica de Chile, «cuando formamos a los jóvenes y les hacemos capaces de integrar su capacidad biológica de ser padres en su personalidad humana, se comprueba que retrasan la actividad sexual, es decir, si los formamos, la libre elección de los jóvenes es hacia la castidad».
Tras impartir un proyecto educativo denominado STAR (Sexuality Teaching in the Context of Adult Responsibility) en más de cuarenta colegios de Chile, Vigil considera que, siempre que se desarrollen con el apoyo de los padres, los programas adicionales son muy positivos: «Frente a la información puramente biológica que reciben en las aulas, se les explican, entre otras cosas, nociones básicas sobre la fertilidad, aspectos personales y sociales de la sexualidad y métodos de planificación familiar, pero en un marco de valores de referencia que pueden comprender». Después de trabajar durante varios años con profesores y adolescentes, «hemos logrado que los jóvenes frenen la tendencia a iniciar las relaciones sexuales a una edad temprana; ha disminuido notablemente el número de embarazos entre las adolescentes y también se ha conseguido que aquellos jóvenes que estaban teniendo una actividad sexual la interrumpan, lo cual es muy bueno», asegura la doctora Vigil.
En su opinión, programas como el STAR, que son apoyados por la Federación Internacional de Acción Familiar, se demuestran positivos en países como Estados Unidos, Polonia, República Checa y Brasil, por lo que «habría que conseguir un mayor apoyo institucional, para que de verdad los padres puedan elegir lo que desean para sus hijos».
Entrevista con Kevin Hume, secretario de Woomb Internacional«Entre los médicos falta información sobre los métodos naturales»El doctor Kevin Hume es secretario general de Woomb Internacional, organización cuyo objetivo es promover la planificación familiar natural, de acuerdo con el método Billings. Ha desarrollado su carrera profesional en Australia y, desde los años 70, acompaña al matrimonio Billings en sus continuos programas de difusión de la regulación natural de la fertilidad. Hume ha participado en las recientes conferencias mundiales de Naciones Unidas, como representante de su organización.
¿Cuándo comenzó a trabajar en esta organización?
En 1969 abrí una clínica en Sydney y, a los pocos años, conocí a los doctores Billings. Empecé a viajar para difundir este método en 1973, hasta que en 1977 fundamos Woomb y fui nombrado secretario. Desde entonces, Woomb no ha dejado de crecer. Hemos invitado a asociarse a grupos de personas que están de acuerdo con nuestro planteamiento -alrededor de 70 grupos en los distintos continentes- y, para ello, deben aceptar, en primer lugar, las condiciones de nuestra filosofía, que son las de la Humanae vitae: oponerse a la contracepción, a la esterilización y al aborto, y creer en la importancia del matrimonio y de los hijos; en concreto, que todo hijo debe ser bien recibido y querido, sea o no esperado. La segunda condición exige comprometerse a enseñar el auténtico método Billings
Estrategias de difusión
En España, los métodos naturales no son bien conocidos y falta información entre los estudiantes de Medicina y entre los mismos profesionales. ¿A qué lo atribuye?
En primer lugar, a que no se invierte en planificación natural y, en cambio, se dedica mucho dinero al tratamiento de la infertilidad. Ha crecido el porcentaje de matrimonios infértiles, en algunos casos por el uso de la píldora, el DIU y por enfermedades infecciosas. También ha influido la promiscuidad sexual, que trae como consecuencia algunas enfermedades que causan la infertilidad. En segundo lugar, se conocen poco porque hay casi una conspiración de silencio contra los métodos naturales. Algunos médicos reconocen que son útiles en matrimonios con problemas de fertilidad, pero que hay que olvidarlos como método efectivo de planificación natural y esto se transmite también a los estudiantes. Hay demasiada promoción de contraceptivos desde las empresas farmacéuticas y también muchos médicos que trabajan para éstas, dispuestos a descalificar a cualquier otro profesional que critique los anticonceptivos. Otro factor que incide es la propaganda sobre el crecimiento de la población mundial y las advertencias de que vamos hacia el desastre. Tendríamos que haber llegado a él hace años si las profecías hubieran sido ciertas, pero aún sobrevivimos.
¿Qué estrategias de difusión se plantean ahora desde Woomb?
Debemos volver a las universidades, que es donde los estudiantes reciben las primeras informaciones sobre planificación familiar, y también llegar a los médicos que ya están trabajando. Los miembros fundadores de Woomb somos médicos. Donde sea posible hablar a los médicos, allí vamos. Les damos los datos, las investigaciones, el material para la difusión. Cuando tienen esto, los médicos no son tan escépticos, son más abiertos… A veces los propios médicos se sorprenden de sus prejuicios, de cuánto se ha avanzado en estas investigaciones, por ejemplo, para combatir la infertilidad. Son materias que a veces los médicos no conocen o las han olvidado.
Estos métodos están comprobados en países desarrollados, pero ¿son aplicables entre mujeres analfabetas o de culturas distintas a la occidental?
Sí, no hay ninguna dificultad. El que una mujer sea analfabeta no significa que le falte inteligencia. Uno de los objetivos de las conferencias mundiales de Naciones Unidas es precisamente la educación de las mujeres. Nosotros solemos decir que es lo que hacemos habitualmente. En Woomb educamos a la mujer en su propia fertilidad. Y también impulsamos su desarrollo. Una vez que la mujer reconoce su fertilidad, crece su autoestima y también el control sobre su propio cuerpo. En los años 70, la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó una investigación sobre el método de ovulación que proponemos, en cinco países: dos desarrollados -Nueva Zelanda e Irlanda- y tres en desarrollo -India, Filipinas y El Salvador-. En los dos primeros el nivel de analfabetismo era bastante bajo y utilizaron el método con gran éxito. Lo mismo sucedió con las mujeres de los otros tres países. El mensaje para ellas era claro y el resultado también fue efectivo: se trata de identificar síntomas de su propio cuerpo, que conocen por la experiencia. La alfabetización no es un requisito.
En los foros internacionales
La Planificación familiar natural tiene el reconocimiento de Naciones Unidas, pero en la Conferencia de Pekín costó que estos métodos se introdujeran en el documento. ¿Por qué sucede esto?
Los estudios que se han hecho por encargo de la OMS consiguen demostrar la eficacia de los métodos y, sobre todo, en los países en desarrollo, que es el área que más preocupa desde el punto de vista del crecimiento de la población. Por eso no se entiende por qué no los promueven. La OMS trabaja de cerca con la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) [lobby antinatalista]. El Fondo de Población de Naciones Unidas cuenta como primer miembro con la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID), por lo que la financiación llega directamente desde ese país. La agencia mantiene una política de créditos condicionados -«les damos el dinero si ustedes aceptan el control de la población»- y los países acaban aceptando, porque son pobres. La consigna es «nunca conseguiremos el control de la población con métodos naturales; hay que buscar otros métodos y el mejor, por supuesto, es la esterilización». Durante los dos últimos años he dirigido el equipo de Woomb en las conferencias de Naciones Unidas. En la Conferencia de Pekín montamos un pequeño stand en el foro de ONGs y distribuimos varios miles de folletos; hablamos con cientos, miles de mujeres en ese país. También hemos estado en El Cairo, en Copenhague, en Estambul y en la Conferencia de la FAO de Roma.
Los últimos informes sobre la población mundial anuncian que el crecimiento se ha frenado y que se estabilizará antes de lo que se pensaba. ¿Esto no cambiará la insistencia de Naciones Unidas en el control de la población?
No lo creo, pues ellos trabajan con premisas falsas. Hacen predicciones sobre el crecimiento de la población con sus ordenadores, y ofrecen dos proyecciones, una alta y otra baja. Para la propaganda escogen siempre la predicción alta. Pero la que se ha demostrado más ajustada es la baja. Tendremos la oportunidad de comprobarlo cuando pase el tiempo.
M. Ángeles BurgueraPara saber más Tomás Melendo y Joaquín Fernández-Creuhet. Métodos naturales de la regulación humana de la fertilidad. Ed. Palabra. Colección «Libros MC». Madrid (1989). 183 págs. Ana Mercedes Rodríguez y María Teresa Gutiérrez. Regulación natural de la fertilidad. Guía del método de la ovulación (Billings). Ciudad Nueva. Madrid (1992). Dra. Evelyn Billings con Ann Westmore. Método Billings. Regulación natural de la fertilidad. Gedisa. Barcelona (1988). 231 págs. Justo Aznar y Javier Martínez de Marigorta. La procreación humana y su regulación. 100 preguntas y respuestas. Edicep. Valencia (1995). 86 págs.