En España, según la Encuesta Nacional de Fecundidad de 1999 (ver servicio 185/99), el 26% de las mujeres declaran tener menos hijos de los que desearían, sobre todo por falta de recursos. La situación laboral, puesto que condiciona los ingresos, debe de ser uno de los factores que influyen en la fecundidad. Un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), titulado Familia y trabajo, ¿dos aspectos reconciliables o irreconciliables en la sociedad española?, analiza la relación entre una cosa y otra.
Desde mediados de los setenta, años en que la ocupación femenina se incrementó de forma importante, la fecundidad ha disminuido sensiblemente, hasta situar a España en el último puesto de la UE: de 2,8 hijos por mujer en 1970 se ha pasado a 1,2.
Entre las mujeres que trabajan fuera del hogar, las que tienen contrato temporal son las que menos hijos tienen (0,65), menos incluso que las paradas (0,84). Por el contrario, las empleadas con contrato fijo tienen más (1,07). Y las trabajadoras por cuenta propia tienen de media 1,45 hijos.
Como parece lógico, las mujeres que se dedican a las labores del hogar tienen más hijos: 1,95 de media. Pero también podría ser al revés: que las mujeres con más hijos optan por ser amas de casa en mayor proporción. Dentro de este grupo, el estudio del CSIC analiza la fecundidad según la situación laboral del marido. La media más baja corresponde a las mujeres cuyo marido tiene empleo temporal (1,05), mientras que las que tienen a su marido en el paro presentan la más alta (2,23). Las esposas de hombres con ocupación fija tienen 1,99 hijos de media.
Aquí hay una paradoja. Si los principales obstáculos para tener hijos son económicos, ¿cómo el paro, que es la situación de mayor inseguridad, puede estar asociado con la fecundidad más alta? Por otra parte, parece que no es tanto el hecho de trabajar fuera como las condiciones laborales lo que más facilita o dificulta tener hijos.