La High Court, Londres (CC: sjiong)
Es improbable que los menores de 16 años con disforia de género sean capaces de dar su consentimiento informado para un tratamiento con bloqueadores hormonales, según ha decidido la High Court británica.
La sentencia responde a la demanda planteada por Keira Bell, una chica que no se identificaba con su género y que a los 16 años se sometió a un tratamiento para pasar a ser un chico. Se dirigió al Tavistock Centre, especializado en casos de disforia de género. Tras solo tres citas en consulta, recibió allí tratamientos hormonales para bloquear el desarrollo de los caracteres sexuales propios de su sexo; a los 17 recibió hormonas masculinas y a los 20 se sometió a una doble mastectomía.
Tras su satisfacción inicial, se dio cuenta de que el cambio había sido un grave error, que no había resuelto sus problemas. Bell terminó demandando a la clínica, por haberle permitido tan a la ligera dar un paso de graves consecuencias sin examinar las causas subyacentes en su trastorno. Actualmente, a los 23 años, está en un proceso de retorno a su sexo original.
Ahora ha ganado el caso ante la High Court, que ha establecido que es altamente improbable que un menor de 16 años pueda comprender y dar su consentimiento para un tratamiento con bloqueadores hormonales de la pubertad.
Los defensores de los procesos de “transición” dicen que los bloqueadores de la pubertad no provocan cambios irreversibles y pueden dar tiempo para que los interesados reconsideren su decisión. Pero el tribunal estima que es “muy probable” que los niños que empiezan con bloqueadores de la pubertad pasen a la siguiente etapa de tomar hormonas cruzadas, que causan “cambios irreversibles” especialmente la infertilidad.
“Aunque un niño puede comprender el concepto de anulación de la fertilidad, por ejemplo, otra cosa es comprender cómo puede afectar esto a su vida adulta”, dice la sentencia. “La actitud de un niño hacia lo que realmente significa tener hijos biológicos, es probable que cambie entre la infancia y la vida adulta”.
Dadas las consecuencias a largo plazo de estos tratamientos, que son nuevos y experimentales, el tribunal estima que deberían incluirse entre los casos que requieren autorización judicial.
Las reacciones ante la sentencia han sido variadas. Keira Bell se ha manifestado “encantada de que haya prevalecido el sentido común”.
Un portavoz del Servicio Nacional de Salud ha dicho: “Agradecemos la claridad que aporta la sentencia. El Tavistock Centre ha suspendido de inmediato la utilización de bloqueadores de la pubertad y de hormonas cruzadas con los menores de 16 años, tratamientos que en el futuro solo serán permitidos con específica autorización judicial”.
Originalmente, Tavistock Centre solo utilizaba bloqueadores de la pubertad con mayores de 16 años. Pero desde 2011 empezó a utilizarlos con niños de incluso 12 años.
El abogado de Keira Bell, Paul Conrathe, afirma que la sentencia “protegerá a los niños que sufren disforia de género”. El juicio demuestra que “en Tavistock se ha instalado una cultura de la irrealidad. Esto puede haber conducido a que centenares de niños reciban un tratamiento experimental sin un consentimiento debidamente informado”.
Mermaids, un grupo a favor de los derechos de los niños transexuales, considera que la sentencia es “un duro golpe” y que supone “una posible catástrofe para los jóvenes trans de todo el país”.
La High Court trata en primera instancia de casos civiles de mayor valor e importancia, y sus decisiones pueden ser recurridas.