Según un reciente estudio del Instituto nacional de estadística de Italia (Istat), el 70% de los varones italianos de hasta 30 años viven aún con sus padres, proporción superior a la registrada hace cinco años. El resto tampoco quiere irse muy lejos: el 43% de los casados vive a menos de 1 kilómetro de la casa paterna y el 15%, en el mismo edificio. Aunque se casen y abandonen el hogar familiar, los italianos siguen en estrecho contacto con la madre. El 77% de los casados acude a verla al menos una vez a la semana.
Por otra parte, Italia es, tras España, el segundo país de Europa con menor índice de natalidad. Esto se traduce en que va aumentando la población anciana mientras disminuye el número de niños. De los ancianos se ocupan, en gran parte, los hijos mayores. Por su parte, los abuelos se encargan de los niños cuando los padres se van a trabajar.
Las elevadas pensiones que disfrutan los abuelos italianos proporcionan seguridad económica a los nietos. A la vez, es costumbre que los padres ayuden a los hijos a comprar su primera casa: a eso se debe, en buena parte, que el 69% de las familias italianas tengan vivienda en propiedad.
La estrecha relación entre los familiares se nota también en el uso de teléfonos móviles. En Italia hay 30 millones, más que en cualquier otro país de Europa. Según Istat, el 70% de las personas que no viven con sus padres les telefonea todos los días.
Pero la tendencia a seguir viviendo con los padres también ha subido en otros países europeos (ver servicio 85/97). En España, el porcentaje alcanzaba en 1997 al 75% de los hombres y al 62% de las mujeres de entre 20 y 29 años. En ese mismo año, en Francia, que es un claro ejemplo de la emancipación juvenil, casi el 20% de los jóvenes de entre 25 y 29 años residía aún con sus padres, frente al 13% de 1982. Y en Holanda, en donde hasta hace unos años se daba por hecha la emancipación de los jóvenes cuando cumplieran los 18 años, el 36% de los jóvenes de entre 18 y 30 años continuaba con sus padres en 1997.