Matrimonio

En EE.UU. siguen las batallas políticas sobre el “matrimonio gay”. Pero la redefinición del matrimonio no es neutra: afecta a los niños, a la idea de paternidad y a la intervención del Estado en la familia.
La Asamblea Nacional francesa ha rechazado la propuesta socialista de considerar matrimonio las uniones homosexuales.
Tras la deriva divorcista de los años ochenta, los estadounidenses se casan menos que antes pero sus matrimonios son más estables.
Presionado por el movimiento gay y organizaciones afines, renuncia el despacho de abogados contratado para defender ante los tribunales que los estados no tengan que reconocer el matrimonio homosexual.
La boda de Guillermo de Inglaterra y de Kate Middleton podría ser un revulsivo para impulsar el valor del matrimonio.
Un pack de 12 documentales y un libro ofrece asesoramiento para prepararse al matrimonio.
Obama ha decidido que el Ministerio de Justicia no defienda ante los tribunales la inconstitucionalidad de las bodas gays. Pero el Congreso puede hacerlo en su lugar.
The Wall Street Journal
Un artículo publicado en The Wall Street Journal refleja la tensión que los excesos deportivos pueden crear en el matrimonio, fenómeno que comienza a denominarse irónicamente “divorcio por triatlón”.
El Gobierno español se plantea elevar de los 14 a los 16 años la edad mínima para contraer matrimonio, aunque la edad de consentimiento sexual está en los 13.
El Consejo Constitucional de Francia decide que el principio de igualdad no exige reconocer una unión homosexual como matrimonio.
En su discurso al tribunal de la Rota, Romana Benedicto XVI ha afirmado que el derecho a casarse en la Iglesia exige “la recta intención de casarse según la realidad natural del matrimonio”.
Desciende el número de matrimonios y crece el éxito de la fórmula del Pacto Civil de Solidaridad (PACS), mientras el aumento de rupturas hace que más adultos no vivan en pareja.
Para que los jóvenes comprendan que vale la pena comprometerse en el matrimonio, tienen que entender la sustancia de la unión matrimonial, que no se reduce a los ritos formales.
En América, casarse sigue siendo la manera más normal de fundar una familia entre personas con estudios universitarios y buenos ingresos, mientras que en los niveles socioeconómicos inferiores es más habitual eludir el compromiso matrimonial.
Una encuesta nacional muestra que la mayoría de los estadounidenses siguen teniendo interés en casarse y no consideran que el matrimonio esté superado.
En Canadá, la aprobación del “matrimonio gay” en 2005 ha traído como efecto no deseado la petición de legalizar los matrimonios de grupo.
El movimiento pro familia es consciente de que para fortalecer el matrimonio no basta con plantar cara a los debates controvertidos. Es preciso, además, construir en positivo y enseñar a vivir el matrimonio a los que desean casarse… y a los que ya lo están.
Si se define el matrimonio por características no esenciales, es difícil no aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Stephen J. Heaney propone volver a una auténtica idea del matrimonio.
Un estudio de la London School of Economics revela que los matrimonios donde el hombre ayuda más en casa tienen menos probabilidad de divorciarse.

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