Imagine que llegan a su casa dos miembros de una institución gubernamental de protección a la infancia. Mientras usted conversa con los supervisores, su pequeña hija se le acerca y le dice que tiene hambre, y usted le da una barra de chocolate como tentempié. Los funcionarios escuchan y toman nota. Reparan incluso en que en una parte del techo hay una telaraña. Poco después se despiden y se marchan.
Días más tarde, se presentan a su puerta nuevamente, acompañados de la policía, y se llevan a a su hija, a la que internan en un centro de menores tutelado por el Estado.
Sucedió en Noruega. Según el testimonio recogido por la BBC, los funcionarios del Barnevernet (Servicio de Bienestar Infantil) fueron categóricos: Cecilie –que así se llama la…
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