El próximo 7 de junio los votantes de los 27 Estados miembros de la Unión Europea eligen a los diputados del Parlamento Europeo, en nombre de sus 492 millones de ciudadanos. ¿Es una fecha importante solo para los partidos políticos o realmente debe interesar a los ciudadanos?
Cuando se trata de Europa, el debate oscila entre los eurofóbicos, los euroescépticos y los eurofanáticos. Para los primeros Europa es la responsable de todos los males que aquejan a la sociedad. Para los segundos, Europa no es cosa suya. Para los terceros, Europa es algo “intocable”.
Lejos de los debates teóricos o de las reacciones más bien intuitivas, es importante saber que la Asamblea Parlamentaria es un actor de primera importancia en la escena europea. El Parlamento Europeo coopera en la elaboración de las políticas y reglamentos que influyen directa o indirectamente tanto en la vida diaria como en la concepción misma de la sociedad, incluida la vida y la familia. Se puede ser eurofóbico o eurofanático, pero no euroescéptico o euroindiferente. En los próximos cinco tendremos años la Europa que elijamos ahora.
Cada cinco años, los ciudadanos europeos de los 27 Estados miembros de la Unión Europea (492 millones de habitantes en la actualidad) eligen a sus representantes en la Asamblea Parlamentaria o Parlamento Europeo. Es el mayor parlamento transnacional y el segundo del mundo en número de electores después de la India. Según el Tratado de Niza, hoy en vigor, se elegirán 736 diputados.
El Parlamento Europeo goza de poderes que le permiten ejercer una influencia de primer grado en la sociedad y en la vida de los ciudadanos europeos. En primer lugar, tiene poder legislativo: participa en la elaboración de actos legislativos comunitarios, en grados diversos, consulta, cooperación o -procedimiento cada vez mas frecuente- co-decisión. Ejerce también poder presupuestario: puede modificar la repartición del presupuesto europeo y sus fondos comunitarios y debe aprobar el presupuesto anual. Y, finalmente, el Parlamento Europeo ejerce un poder de control sobre la Comisión y el Consejo: debe aprobar los nombramientos del Presidente del Comisión y del colegio de Comisarios, y puede recurrir a preguntas orales o escritas cuya respuesta debe ser publicada en los boletines oficiales de la Unión Europea
Pero mas allá de estos poderes que le otorgan los Tratados, el Parlamento ejerce una influencia considerable en la opinión publica. Sus miembros, los diputados europeos, son a menudo personalidades destacadas en la vida de cada país y los medios de comunicación les dedican una atención preponderante. No hay que olvidar que no existe una prensa europea, sino prensas nacionales.
Finalmente, el Parlamento Europeo desborda a menudo las competencias que le otorgan los Tratados organizando, por iniciativa de uno o varios diputados, actividades o debates sobre temas candentes. Sus resultados, aun sin valor legislativo, pueden influir de forma importante en la sociedad.
El Parlamento europeo ha publicado varios sitios para animar a la participación electoral de los ciudadanos. Uno de ellos ofrece “Diez buenas razones para votar”.