Buenos Aires. Cae la noche sobre Buenos Aires. La ciudad se puebla de neones. De pronto, en plena peatonal del centro porteño, la multitud irrumpe. Suenan micrófonos y bombos. Es un “escrache” bien argentino. Nadie entra, nadie sale. “¡Basta de explotación y talleres clandestinos!”, reclaman. Es que, muy a pesar de los libros de historia, el tráfico de esclavos no se acabó en Argentina con la Asamblea de 1813 ni la Constitución de 1853. No. Aquí y en el resto del planeta, vivimos en el siglo que más esclavos reporta en toda la historia humana.
La esclavitud, hoy, se llama “trata”. Genera alto rendimiento económico con bajo riesgo de sanción. Considera al ser humano un bien transferible y vendible de acuerdo con la oferta y la demanda. Habla…
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