Desde su independencia de Gran Bretaña, Egipto no ha ganado propiamente una guerra. En los años 50, los malabares de Nasser para intentar vender como victorias los descalabros de su ejército frente a Israel no “colaron”, y las fuerzas armadas se dedicaron, en lo sucesivo, a fomentar su poder como un Estado dentro del Estado y a olvidarse un poco del asunto de las batallas.
Para ello, por supuesto, necesitaban estabilidad en el país. La tuvieron bajo Hosni Mubarak, él mismo un coronel de la aviación, pero cuando en 2011 las multitudes salieron a las calles a decir basta a la corrupción, los abusos y la miseria que camparon durante las tres décadas del “faraón” en el poder, el edificio tembló, y los uniformados repusieron rápidamente las viga…
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