Más allá del debate sobre las causas de su irrupción, posverdad parece ser el término en el que confluyen fenómenos tan dispares como el negacionismo científico, la distorsión ideológica, la política de la emoción, el auge de los populismos y la difusión de las fake news. Lo indudable es que se trata de una secuela del relativismo y de la indiferencia pública hacia la verdad.
La mayoría de quienes han estudiado la posverdad coinciden en que está teniendo efectos devastadores para la convivencia política. Pero, pese al equívoco, no hace referencia a la súbita difusión de la mentira o a sutiles estrategias de manipulación, sobre las que el hombre tiene una larga experiencia, sino a una ofuscación ideológica donde prima lo emocio…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.