La Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa sigue dando pasos. En la última sesión, celebrada en Viena del 20 al 27 de septiembre, teólogos católicos y ortodoxos han estudiado la función que tenía el obispo de Roma en la comunión de la Iglesia durante el primer milenio, antes de la separación.
La Comisión mixta es un foro donde católicos y ortodoxos buscan acercar posiciones en cuestiones de fe. El diálogo estuvo estancado durante algunos años, y fue reanudado en 2006, con coloquios en Belgrado (2006), Ravena (2007) y Chipre (2009). La reunión de Viena ha retomado el tema del anterior encuentro, celebrado en Chipre: el primado del Papa.
Ya en la reunión de Ravena, la comisión aprobó un documento de trabajo en el que se reconocía que Roma, en cuanto Iglesia que preside en la caridad, ocupaba el primer lugar en el orden de la iglesia universal y que “el obispo de Roma es por lo tanto el ‘protos’entre los patriarcas” (‘protos’ es una palabra griega que significa primero). Los desacuerdos entre católicos y ortodoxos se refieren a las prerrogativas del obispo de Roma en cuanto primado.
Las sesiones en Viena han transcurrido en un clima de cordialidad. “No hay sombras de desconfianza entre nuestras Iglesias. Si continuamos así, Dios encontrará la forma de que superemos las diferencias que todavía persisten”, declaró en la rueda de prensa el metropolita ortodoxo Juan Zizioulas de Pérgamo.
Por parte católica compareció el arzobispo Kurt Koch, nuevo presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. “Estamos estudiando cómo vivieron ambas Iglesias en el primer milenio y cómo podemos encontrar hoy un nuevo camino común”, explicó.
En la audiencia general del pasado miércoles 22, el Papa animó a “rezar intensamente por los trabajos de la Comisión y por un continuo desarrollo y fortalecimiento de la paz entre los bautizados, para que podamos dar al mundo un testimonio evangélico cada vez más auténtico”.
Buena parte de las sesiones de la Comisión giraron en torno a la discusión de un documento de trabajo conjunto. El borrador inicial -que no convence del todo a los representantes católicos- se redactó en el encuentro de Chipre.
Pese a la buena voluntad de ambas partes, da la impresión de que todavía faltan muchas horas de diálogo para que se llegue a la redacción definitiva del documento. A la Comisión asistieron representantes de todas las Iglesias ortodoxas, salvo la de Bulgaria.
La preparación del concilio ortodoxo
La evolución del diálogo entre católicos y ortodoxos puede depender también de la realización de un viejo proyecto de la Iglesia ortodoxa: el gran concilio pan-ortodoxo que reuniría a todos las iglesias surgidas del cisma de Oriente en 1054. Este proyecto se ha anunciado muchas veces, pero nunca se ha concretado.
Ahora el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, ha anunciado que la preparación del concilio “tocaba a su fin”. El concilio podría convocarse para 2012.
Los principales temas del concilio tendrían que ver con la propia organización de la Iglesia ortodoxa: el primado de honor del Patriarca de Constantinopla, los criterios de independencia y de autonomía de las iglesias, la jerarquía entre los patriarcas, la organización de las diásporas (fieles ortodoxos que viven en Europa y Estados Unidos)… La atención de los fieles de las diásporas, al pertenecer a distintas iglesias ortodoxas de origen, da lugar a yuxtaposiciones y complicaciones administrativas. Así, en París hay seis obispos ortodoxos de seis jurisdicciones diferentes.
En los últimos años se ha renovado los puestos principales de las Iglesias ortodoxas, con la elección de nuevos primados en Chipre, Rumania, Atenas, Moscú y Serbia, presentados como personalidades más abiertas.