En las últimas décadas se ha avivado el interés de la población china por la religión y ha aumentado considerablemente el número de nuevos cristianos. Se calcula que, desde los ochenta, el cristianismo está creciendo a un ritmo anual del 7%, y aun mayor en la nueva clase urbana, entre los jóvenes y los universitarios. Este despertar religioso es en la actualidad una de las principales preocupaciones del régimen.
No hay estimaciones seguras sobre el número de creyentes en China y los datos varían según la fuente. Las oficiales tienden a minimizar el impacto de la religión: según las últimas publicadas, de 2010, la población china sería mayoritariamente atea y solo el 10% profesaría alguna forma de creencia. El estudio del Pew Research Center…
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