Para Rowan Williams, arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, los ordinariatos personales creados por Benedicto XVI para recibir a los anglicanos que quieren ser católicos no constituyen “un acto de agresión”. Al revés, confía en que ese marco jurídico pueda contribuir a valorar la herencia anglicana.
El pasado 17 de noviembre Rowan Williams participó en Roma en una conferencia organizada por la Santa Sede para conmemorar el 50 aniversario de la creación del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, iniciativa impulsada por el beato Juan XXIII.
Al día siguiente, Williams se reunió con Benedicto XVI. El encuentro, de carácter privado, tuvo lugar una semana después de que un obispo anglicano -el quinto hasta la fecha- anunciara su decisión de integrarse en los ordinariatos (cfr. Aceprensa, 10-11-2010).
Aunque no ha trascendido nada del encuentro entre ambos, cabe suponer que fue bastante cordial a juzgar por lo que cuenta Williams en una entrevista realizada ese mismo día por Radio Vaticana.
Una de las preguntas que estaba en el aire era saber cómo veía el primado de Inglaterra y cabeza honorífica de la Comunión Anglicana mundial la creación de los ordinariatos después de que cinco obispos hayan decidido acogerse a ellos.
Precisamente esta semana los obispos católicos de Inglaterra están ultimando los detalles para poner en marcha los ordinariatos; esta solución materializa un movimiento de descontento ante la deriva que está tomando la Iglesia de Inglaterra en temas como la homosexualidad o la ordenación de mujeres obispos.
En la medida en que ese movimiento supone una llamada de atención a los anglicanos revisionistas, algunos católicos del Reino Unido temían que los ordinariatos pudieran despertar recelo entre el resto de los anglicanos o incluso que lo vieran como un obstáculo para el ecumenismo.
Williams ha despejado dudas. Preguntado por la decisión de los cinco obispos anglicanos de integrarse en la Iglesia católica, responde: “Lógicamente, lamento sus dimisiones pero las respeto. Conozco los factores que han tenido en cuenta, sobre todo las de los dos obispos que trabajaron conmigo; hemos hablado de ello y han contado con mis oraciones y mi bendición. De manera que no guardo ningún resentimiento”.
A su juicio, los retos vendrán cuando haya que decidir sobre cuestiones concretas como, por ejemplo, el uso compartido de los templos por anglicanos y ex anglicanos (en el caso de que una comunidad entera se integre en los ordinariatos); o si los pastores anglicanos deberían “recomendar” esa figura a sus fieles descontentos.
Williams cree que “si los ordinariatos sirven a la gente para valorar el patrimonio anglicano, bienvenidos sean. Y estoy feliz de alabar a Dios por ello. Desde luego, no los veo como un acto de agresión ni como un intento de desestabilizar las relaciones entre ambas Iglesias”.
Williams concluye la entrevista acordándose de los cristianos perseguidos en distintos países del mundo. “Los cristianos están más unidos que nunca cuando sufren persecución, como está ocurriendo ahora en Irak, Pakistán, Indonesia, Orissa o Rajasthan. Bajo esta presión, los cristianos no pueden permitirse el lujo de esperar a estar unidos hasta que todo esté resuelto”.