Los testigos de Jehová están en la diana del Kremlin. Otra vez. Si en tiempos pasados fue el sistema comunista, abiertamente tiránico, el que los dejó fuera del juego, ahora lo hace la Rusia “democrática”. La congregación ha sido declarada “organización extremista” por el Tribunal Supremo de Rusia, por imprimir materiales en los que proclaman la superioridad de su religión y porque –dice– justifica la violencia contra los seguidores de otros credos.
El pasado 20 de abril, el juez Yuri Ivanenko decretó que las actividades de los testigos quedan prohibidas en todo el país, y que sus propiedades serán confiscadas y pasarán a formar parte del patrimonio estatal. El máximo tribunal hace suya así la tesis del Ministerio de Justicia –el demandante…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.