Los ministros de Asuntos Religiosos afirman que la violencia perjudica al Islam
Como respuesta a la violencia por parte de sectores del integrismo musulmán, los ministros de Asuntos Religiosos de 41 países de la Conferencia Islámica, reunidos en Rabat, han firmado un documento cuyo objetivo principal es difundir «los verdaderos preceptos de la cultura islámica auténtica, tolerante y equilibrada».
Los 41 países miembros de la Conferencia han coincidido en que el integrismo no es el camino apropiado para afianzar su fe ante el secularismo. Por el contrario, tal postura genera una mala imagen del Islam, estrechamente unida al terrorismo, la violencia y la represión.
En el texto promulgado por la Conferencia, los ministros de Asuntos Religiosos de todos los países asistentes condenan el fanatismo religioso del integrismo y recalcan su preocupante asimilación por las minorías musulmanas y la juventud.
Resulta significativo que países como Argelia y Egipto, que sufren una ola de violencia y terrorismo, hayan sido los principales promotores en la condena de estas «corrientes desviacionistas», suave denominación del integrismo utilizada por la Conferencia.
Por su parte, Juan Pablo II ha manifestado su preocupación ante la situación que atraviesa Argelia, así como su dolor por el reciente asesinato de dos religiosas españolas. El Papa ha calificado de absurda la pretensión de justificar tales actos por principios religiosos: «No es posible considerarse fieles a Dios grande y misericordioso y, en nombre de Dios, matar al hermano». En esta línea, ha insistido en pedir la libertad religiosa -«principio fundamental de los derechos humanos»-, que haga posible la igualdad para los cristianos en los países islámicos.