Los dominicos de Irlanda iban a menos hasta hace poco. Tenían un problema de desorientación, según el P. Gerard Dunne, director de pastoral vocacional. Una de sus señas de identidad, el hábito, se había abandonado casi por completo, en un intento de acercarse más a la gente en la sociedad secularizada. Sin embargo, hace unos años “tomamos la decisión de llevar el hábito, porque no teníamos vocaciones y estábamos yendo por mal camino”, dice el padre Dunne, de 46 años, en declaraciones al New York Times. “Si no nos presentamos de una manera auténtica, ¿quién va a unirse a nosotros? Eso significaba volver a los fundamentos de nuestra orden”.
En los últimos años ha vuelto a haber vocaciones. El esfuerzo de renovación ha dado fruto, gracias también al incansable trabajo del padre Dunne, que ha recorrido en total casi medio millón de millas por toda Irlanda en busca de candidatos. El año pasado comenzaron los estudios teológicos cinco novicios, que se unieron a otros veinte próximos a completar su formación e ingresar definitivamente en la orden. Ahora la orden cuenta en Irlanda 175 miembros distribuidos en 18 conventos.
Una recuperación semejante, gracias a la misma fórmula de volver a los orígenes, se da en otras provincias dominicanas. Así ocurre en Estados Unidos: este año ingresarán 18 novicios en la escuela de teología de Washington y otros 6 en la de Nueva Orleans.
Otra característica de la pastoral vocacional de los dominicos irlandeses es que ellos han sabido acercarse a la gente por medio de las nuevas tecnologías. “Ellos son los que más éxito tienen –dice el P. Terence Harrington, director de vocaciones de los Capuchinos en Irlanda–, en la medida en que entraron en Internet muy pronto, y tenían un blog antes que las demás órdenes”.