El Papa Francisco ha anunciado que visitará Tierra Santa la próxima primavera, como ya hicieron sus inmediatos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI. El anuncio coincide con inquietantes noticias sobre la incierta suerte de comunidades cristianas en los países que sufren los efectos de las revoluciones árabes.
En vísperas de la reciente Navidad, el Papa Francisco declaraba ante los patriarcas de las Iglesias orientales, reunidos en Roma, que no se resignaba a “pensar en un Oriente Medio sin cristianos que, desde hace dos mil años, confiesan el nombre de Jesús, insertados como ciudadanos de pleno derecho en la vida social, cultural y religiosa de las naciones a las que pertenecen”. Pero…
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