El Patriarca de Moscú Kirill bendice la invasión de Ucrania y la presenta como una especie de cruzada moral. El presidente ruso Vladímir Putin asiste a ceremonias religiosas, como en la reciente Pascua, favorece a la Iglesia ortodoxa y se ve a menudo con Kirill. Entre los dos líderes hay una clara sintonía, pero, más que en lo propiamente religioso, coinciden en el nacionalismo ruso.
Putin ha peregrinado al monte Athos, se ha bañado en un lago helado en la fiesta de la Epifanía, entre otras manifestaciones públicas de devoción. Muchos se preguntan si su religiosidad es una convicción personal o una táctica. Se sabe que su madre lo hizo bautizar en secreto, y que él conserva la cruz bautismal que le dio. Dijo en una ocasión que “hoy no es po…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.
Un comentario
Excelente por clarificador y por las fuentes empleadas