Ana y el rey

TÍTULO ORIGINAL Anna and the King

DURACIÓN 140 min.

DIRECCIÓN

PÚBLICOTodos los públicos

ESTRENO17/12/1999

Cuarta adaptación de la novela de Margaret London Ana y el rey de Siam, basada en hechos reales acaecidos en 1863. John Cromwell rodó en 1946 una versión notable; diez años después, Walter Lang dirigió el musical El rey y yo, que se resiente de su origen teatral, pero que será recordado por las actuaciones de Deborah Kerr y Yul Brinner; y este año ha aparecido una discreta versión del mismo en dibujos animados. Ahora, había que volver a seducir al público, superar las comparaciones y quitar el polvo victoriano a la obra original, sin traicionarla.

En efecto, la protagonista podría ser presentada hoy como una moderna feminista, y su aventura en Siam como un alegato anticolonial. El rey Mongkut podría encarnar cualquier posición antioccidental, y el budismo, la solución a los problemas del hombre moderno. En vez de eso, Andy Tennant (Dos por el precio de una, Sólo los tontos se enamoran, Por siempre jamás) se ha ceñido a la historia clásica, y el resultado supera las expectativas.

Gran parte del mérito es del guion, que ha vuelto al texto original, en el que Anna Leonowens describe el tremendo choque cultural que supuso su estancia en Siam como institutriz de los hijos del rey. Los guionistas han encontrado en la vieja historia un mundo nuevo de cariño, comprensión y mesura. Esta moderación permite avergonzarse de ciertos hechos del pasado colonial sin caer en un hipócrita meaculpismo ni en el exceso contrario: el rey quiere modernizar el país, pero recuerda que “no se puede arar Siam en una noche”; por su parte, Ana respeta Siam sin renunciar a su identidad británica y cristiana.

Esa ponderación narrativa se refleja en los demás niveles: el fastuoso despliegue de producción se supedita siempre a la historia; la magnífica fotografía de Caleb Deschanel huye de los espacios cerrados, pero no cae en el esteticismo gratuito; la banda sonora es un modelo de discreción… Y todo adquiere entidad gracias a las sobresalientes interpretaciones de Jodie Foster y Chow Yun-Fat. Ella podría ganar su tercer Oscar; y el veterano actor de Taiwán –habitual de los films policiacos de serie B– logra por fin un papel de fuste.

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