Al igual que en Deep Impact, un enorme asteroide va a chocar contra la tierra, y la NASA envía una nave para destruirlo desde dentro. Esta vez va un equipo de expertos en perforación petrolífera.
Michael Bay (Dos policías rebeldes, La Roca) reduce a la mínima expresión otras subtramas dramáticas y se centra en la trama de acción. Hay muchos e impresionantes efectos especiales, pero no evitan una cierta decepción. Y es que el guión no perdona ningún estereotipo, y cae además en una artificiosa y cargante mezcla de sensiblería humanitaria y hedonismo radical, que propicia varias escenas groseras, impropias de un film pensado para todos los públicos.
Fernando Gil-Delgado