El norteamericano Kubrick (1928-1999) dio muestras de su talento en esta película de 1956, en la que ya está presente un virtuosismo visual marcado por una atención al detalle que, con el paso del tiempo, se convertiría en un perfeccionismo abrumador (especialmente para los actores y los miembros del equipo técnico).
A mediados de los 60, le preguntaron a Welles sobre directores de las nuevas generaciones y el director de Ciudadano Kane señaló a Kubrick diciendo que le parecía un gigante. Con la seguridad que le caracterizaba (y la fama de enfant terrible que le precedía) cuando los entrevistadores le dicen que Atraco perfecto era una copia de La jungla de asfalto, Welles dijo que sí, pero que la copia era mejor que el original. Sin restar valor a la cinta de Huston, estamos de acuerdo con Welles.
Es muy notable el aire cuasi documental que logra Kubrick y cómo lo pone al servicio de una película que parece un atestado policial y, sin embargo, es un drama cuasi expresionista.