Creado para el cómic en 1939 por Bob Kane, «Batman» protagonizó en los años sesenta una serie televisiva de acción real, en los setenta otra de dibujos animados y en 1989 saltó a la pantalla grande. En sus dos primeras entregas fílmicas, Batman y Batman vuelve, Tim Burton le puso el rostro de Michael Keaton y le rodeó de una ambientación gótica y fantasiosa. Más tarde, Joel Schumacher, en Batman Forever y Batman & Robin, puso al superhéroe los rostros de Val Kilmer y George Clooney, y lo introdujo en un ambiente más reconocible y convencional. Por fin, el sobrevalorado cineasta inglés Christopher Nolan devuelve a la saga un poco de dignidad en «Batman Begins», sólida precuela donde el también inglés Christian Bale da vida al hombre murciélago.
La quinta entrega de la saga cuenta la manera en que Bruce Wayne, hijo de un rico ingeniero con gran preocupación social, hereda en circunstancias dramáticas el imperio industrial de su padre.
Quizá los «fans» de Nolan se decepcionen un poco, pues esta película no tiene ni la original estructura narrativa ni la densidad dramática de Memento e Insomnio. En todo caso, apreciarán sus esfuerzos por acercar el héroe al público, y por dotarle de conflictos dramáticos de más fuste. En este proceso, además de un guión sin defectos graves, se aprecia el esfuerzo del actor protagonista, quizá el mejor Batman de los existentes hasta ahora. El impresionante reparto cumple en sus breves papeles, el guión se enriquece con alguna reflexión certera sobre la degeneración del poder inmoral y hay buen nivel tanto en las escenas espectaculares como en los pasajes más intimistas, correctos aunque algo afectados.