La ganadora del último Festival de San Sebastián es una de esas películas que triunfan en estos certámenes y dejan al público más bien frío… cuando no exhausto. Como en este caso.
Yana es una mujer silenciosa y profundamente insatisfecha, vive en un pequeño pueblo con su hijo y su marido, un hombre algo tosco y líder de una secta religiosa. A partir de ahí diremos que sufre un terrible acontecimiento… y ya.
Lo peor de la cinta de la georgiana Dea Kulumbegashvili, que se estrena en el largo con esta película, no son sus interminables silencios ni sus extenuantes planos fijos. Lo más exasperante es la falta de lógica narrativa. Y ni siquiera lógica: la carencia absoluta de narrativa. Todo es atmósfera, tensión irresoluta, artificio. Humo. Y u…
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