Esta película es el primer largometraje de los estudios ingleses Aardman Animations, reyes de la animación fotograma a fotograma de muñecos de plastilina. Creadores de los populares Wallace & Gromit, tres de sus cortometrajes -Creature Comforts, Los pantalones equivocados y Un esquilado apurado- han ganado el Oscar, y otros cuatro han sido candidatos.
Como en todas las producciones Aardman, destaca en primer lugar la agilidad y solidez del guión. Relata las andanzas de un grupo de gallinas variopintas en una granja de Yorkshire durante los años 50. Comandadas por un viejo gallo gruñón, padecen la tiranía de su dueña, la Sra. Tweedy, cuyo suspicaz marido desbarata los continuos intentos de fuga que organiza la valiente gallina Ginger. Para colmo de males, el negocio de huevos entra en crisis, de modo que la Sra. Tweedy compra una máquina terrorífica para fabricar pasteles de gallina. En esas, aterriza en la granja Rocky, un apuesto y encantador gallo norteamericano, herido en un brazo, que dice saber volar. Las gallinas se ponen a sus órdenes y entrenan con tesón. Pero, por no defraudar a Ginger, que le empieza a gustar, el vanidoso Rocky oculta que en realidad no vuela, sino que fue gallo-bala en un circo. Poco a poco, Ginger intuye que pasa algo raro, y urde un sofisticado plan alternativo con la ayuda interesada de dos pícaros ratones.
Los continuos golpes de humor están hilvanados en una trama muy entretenida, que incluye también varios apuntes dramáticos y un buen número de las amables e inteligentes críticas sociales típicas de los productos Aardman. Peter Lord y Nick Park -los directores estrella de la casa- también resuelven con nota muy alta la puesta en escena. En ella, confirman su dominio del encuadre, la planificación y la iluminación, así como una entusiasta cinefilia, que les lleva a incluir divertidos homenajes a La gran evasión, de John Sturges, y a otros títulos famosos de fuga de prisioneros. La ambientación está cuidada al máximo, y el diseño y la animación de personajes es excelente y, a veces, muy espectacular. El conjunto se redondea con la magnífica labor de doblaje, tanto en inglés -con Mel Gibson al frente del reparto- como en castellano.
Todo esto hace de Chicken Run una oferta espléndida para toda la familia.