Ember es una ciudad subterránea construida como un búnker antes de que la civilización humana desapareciera. La vida allí es posible gracias a un gran generador. Pero el generador no es eterno: está programado para 200 años, y los habitantes empiezan a sufrir apagones continuos y cada vez más largos que amenazan con sumir a la ciudad en el caos.
City of Ember es la primera de las cuatro novelas de una popular saga juvenil, iniciada en 2003, de la norteamericana Jeanne DuPrau, una profesora que enseñaba inglés en un instituto y a los 60 años se convirtió en autora de éxito. Para escribir esta obra, DuPrau se inspiró en el miedo existente en los años ochenta a la amenaza nuclear. Entre los lectores de la saga había curiosidad por ver cómo Gil Kenan (Monster House) trasladaba a la pantalla una novela bien construida y emocionante que mezcla aventura, misterio y ciencia-ficción. Para dar mayor suspense al proceso de adaptación, se sumó al proyecto un reparto bastante interesante: Bill Murray, Tim Robbins y la emergente Saoirse Ronan.
El resultado es flojo, tanto más cuanto mayores sean las expectativas. La película tiene aspectos muy destacables; empezando por el reparto y terminando por la recreación de la ciudad de Ember, muy conseguida. Sin embargo, a la cinta le falta ritmo, le cuesta un triunfo conseguir que el espectador conecte con los personajes. El arranque es tedioso.
Por otra parte, la simplificación del guión, la sencilla realización y una planificación muy cercana a la de los videojuegos tampoco ayudan demasiado a que la cinta se luzca. La película mejora al final y -todo hay que decirlo- no se puede hablar de un mal producto, sino de una producción que tenía potencial para algo más y que, a pesar de todo, gustará a un público infantil y adolescente. Ahora la taquilla dirá si se ruedan las siguientes entregas.