Elizabeth Zott ha conseguido la fama con un programa televisivo de cocina, como evidencia el prólogo de la serie, que juega con la estética visual de la época, alternando los vibrantes colores de finales de los 50 o principios de los 60 con la emisión en blanco y negro. En estos breves tres minutos se destaca la personalidad resoluta de Elizabeth y el control que ejerce sobre su entorno.
Al comienzo de la serie, Elizabeth es retraída, desconfía de los sentimientos propios y ajenos, y tiene que lidiar con las barreras que encuentra por ser la única mujer en el elitista Instituto Hastings, dominado por hombres. Sólo Calvin Evans, un joven químico poco ortodoxo pero reconocido como un genio aspirante al Premio Nobel, valora y reconoce las habi…
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