Está claro que Confucio merece una película, y también que la primera no puede ser perfecta, pero había que intentarlo y es lo que ha hecho la directora Mei Hu: un gran retrato, realizado con buenos actores, para rescatar la figura del maestro y recordar algunos de sus principios. Pero en Occidente Confucio es poco más que un nombre, y resulta difícil ubicarlo y entender su tiempo y su novedad. En aquella época China estaba dividida en siete reinos que no dejaron de luchar entre sí hasta dos siglos después de la muerte del filósofo. La ignorancia, la venalidad y el caos reinaban por doquier, y el prestigio de Confucio como maestro y pensador le llevaron a ocupar cargos políticos.
Mei Hu comienza dando un par de pinceladas que muestran la ag…
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