Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 96/14
David Ayer escribe y dirige una película de 68 millones de dólares de presupuesto, la primera superproducción de su carrera, con Brad Pitt como socio capitalista de referencia y actor protagonista. Su nuevo largometraje sigue a un carro de combate norteamericano que avanza hacía Berlín en abril de 1945. La tripulación se conoce bien, comparten el habitáculo del Sherman desde África. Sus enfrentamientos con los alemanes duran ya cuatro años.
Cualquiera que lea lo de arriba, comprenderá que una historia así está preñada de posibilidades, de alicientes. El reparto, la foto, el diseño, las localizaciones funcionan. Pero Ayer tiene evidentes problemas de escritura y la desafortu…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.