Director: Gary Fleder. Guión: Scott Rosenberg. Intérpretes: Andy García, Christopher Walken, Christopher Lloyd, Treat Williams. 98 min.
Jimmy, El Santo, ex seminarista y ex consejero de un repulsivo mafioso, intenta rehacer su vida en una empresa dedicada a grabar en vídeo testimonios de moribundos. Pero es forzado a hacer un último trabajo sucio. Falla, y él y su gente son sentenciados por el capo a la peor de las muertes. Antes de que le llegue la hora, Jimmy intentará dejar bien atadas las cosas que considera importantes.
Lo mejor es el inteligente y sólido guión de Scott Rosenberg (Beautiful Girls), que actualiza el cine negro de siempre con un original recurso a la tragedia clásica y un interesante análisis antropológico. Así, aunque les falte trascendencia y les sobre ambigüedad moral, tienen una gran entidad dramática sus parábolas sobre la muerte, la expiación de las culpas pasadas o el valor de la amistad.
Sobre este firme cimiento, todos los actores brillan a gran altura, lo mismo que la densa e impactante puesta en escena del debutante Gary Fleder. Sólo hay una pega, pero grave. Aparte de su amoralidad interna -connatural al género y tamizada por un patetismo entrañable-, abunda una crudeza verbal y formal muy desagradable. Y es que el estilo Tarantino está haciendo olvidar que realismo no es sinónimo de grosería.
Jerónimo José Martín