Johan es un joven estudiante sueco con doble vida. Su clase social es sencilla pero se codea con la jet set de su exclusiva universidad. Consigue el dinero gracias a un trabajo como taxista, hasta que descubre que hay modos más rápidos de enriquecerse.
La novela negra nórdica está de moda y, de hecho, esta cinta es adaptación de una de Jens Lapidus. El resultado es una digna película, con un guión complejo y muy bien trabajado, que exige atención por parte del espectador, en la línea del buen cine negro clásico. También en la línea del género, los personajes se enfrentan a algunas cuestiones morales de calado.
Hay que agradecer al sueco de origen chileno Daniel Espinosa (34 años, tercer largometraje en su haber) que no se regodee en el ambiente sórdido que recrea la cinta. Hay violencia, armas, drogas y sexo, pero son apuntes de un paisaje donde lo que pesa realmente es la historia, los conflictos de los personajes.
Como película es un caramelo para los actores, y se entiende que los americanos ya hayan comprado los derechos. Uno de los productores será el joven Zac Efron, que se ha reservado el papel protagonista: dejará su porte de adolescente bueno para convertirse en un niño pijo que tratará de esquivar la crisis sumergiéndose en los bajos fondos.