“Cíñete al plan”, se repite a sí mismo una y otra vez el meticuloso asesino protagonista de esta película, interpretada por Michael Fassbender al estilo impasible del Ryan Gosling de Drive. Y es que tiene bastante que ver la película de David Fincher con la de Nicolas Winding Refn, como muestra de un thriller estilizado en cada plano.
El guion, basado en la novela gráfica de Alexis Nolent, lo firma Andrew Kevin Walker, quien, después de hacer uno de los mejores libretos de los 90 en Seven, primera obra maestra de David Fincher, no ha tenido la evolución esperada con películas como El hombre lobo (2010) o Golpe de suerte (2022). La historia está contada con un uso excesivo de la voz en off del asesino que va guiando al espectador en lo que debía ser un perverso pero fascinante descenso a los infiernos. Sin embargo, a la sensacional puesta en escena de Fincher le falta un personaje principal más carismático y menos inmutable. Tampoco su citado plan mortal resulta lo suficientemente sugerente y creativo, y la película se queda en un ejercicio más del talento visual del director sin el impacto dramático de los mejores thrillers.