Un matrimonio devastado por el cáncer de su hija adolescente decide hacer la vista gorda cuando ella empiece a tontear con un joven de mayor edad, drogadicto y absolutamente desnortado.
Una de esas películas que quizás enseñen sin pretenderlo, porque el caos de la vida del título es efectivamente el que rodea a los miembros de una familia que, sin duda, se quieren y mucho, pero carecen de resortes para superar una situación que les supera.
Instalados en un carpe diem muy a ras de tierra, sin ningún atisbo de trascendencia, los personajes viven su día a día al borde del desborde, empujados por la pena, el instinto, la pasión o la rabia. Todo muy humano y comprensible, sí, pero también profundamente triste.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta