El hijo del otro

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes

CLASIFICACIÓNViolencia

ESTRENO30/04/2014


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 40/14

Cuando Joseph se prepara para el servicio militar israelí, un análisis de sangre revela que no es hijo de sus padres: fue intercambiado en el hospital al nacer por Yacine, un bebé palestino. En ambos chicos y sus familias surge la confusión y la crisis de identidad, pues el error obliga al trato de quienes hasta entonces han mantenido en el mejor de los casos las distancias, cuando no el odio y los prejuicios.

Casi al mismo tiempo que Hirokazu Koreeda rodaba De tal padre, tal hijo, Lorraine Lévy hizo esta película con el mismo punto de partida. Las diferencias más evidentes se encuentran en la edad de Joseph y Yacine, más conscientes de lo ocurrido, y en el contexto sociopolítico, que permite una exploración sugerente de la sinrazón del conflicto de Oriente Medio.

Se suele decir que para entender al otro lo mejor es ponerse en su lugar, “calzarse sus zapatos”, dicen los angloparlantes. Esta película, un canto a la esperanza, aplica literalmente ese principio: de golpe, de la noche a la mañana, tu hijo, tu hermano, uno mismo, ya no es judío o palestino, sino lo contrario. Y el rechazo y la inquina alimentados durante años resultan zarandeados, afectados de modo irremediable.

La directora y coguionista Lorraine Lévy derrocha sensibilidad femenina en el magnífico desarrollo psicológico de los personajes, los dos chicos protagonistas –bien Jules Sitruk y Mehdi Dehbi–, las madres –sensacionales Emmanuelle Devos y Areen Omari–, los padres –Pascal Elbé y Khalifa Natour– y el hermano de Yacine –Mahmud Shalaby–.

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