Director: Joel Coen. Guionistas: Joel y Ethan Coen. Intérpretes: Billy Bob Thornton, Frances McDormand, Michael Badalucco, James Gandolfini, Katherine Borowitz. 116 min. Jóvenes.
Ed es un tipo parco en palabras y resignado con su mediocridad. Trabaja en la barbería de su cuñado. Su mujer le engaña con Big Dave, su jefe. Lo sabe, pero se lo traga. Hasta que se le presenta la posibilidad de un gran negocio, que necesita una fuerte inversión. Para obtener dinero, chantajea a Big Dave refugiándose en el anonimato.
Los hermanos Coen pergeñan una película pequeña en apariencia, y que funciona a la perfección. Inspirada de nuevo en la novela de serie negra (sobre todo James M. Cain, que con sus tramas de chantaje y adulterio ayudó también al primer film de los Coen, Sangre fácil), vuelven a hacer un ejemplar ejercicio de conjunción entre clasicismo y modernidad. La construcción del personaje de Ed, patético náufrago existencial, que recuerda al vendedor de coches en Fargo, está perfectamente sostenida por el camaleónico Billy Bob Thornton, y por el recurso a una voz en off que nunca llega a cargar. Sus esfuerzos de redención -apoyar a una jovencita, que podría ser una pianista de talento- se revelan inútiles.
Joel imprime un ritmo adecuado, acorde con la anodina vida de Ed. La elección de un glorioso blanco y negro para entregar las imágenes y el acompañamiento musical de las sonatas de piano de Beethoven ayudan a componer una atmósfera de agotamiento vital, teñida de fatalismo. La escena en prisión, donde Ed confiesa la verdad sin ambages, con una Frances McDormand sobriamente conmovida y un abogado que no puede creer lo que escucha, es ilustrativa al respecto. Las cosas no acaban de salir como uno quiere, vienen a decir los hermanos Coen. Es la otra cara de la moneda tras O Brother!, más optimista, y donde el destino escrito de los personajes quedaba marcado con el presagio «Encontraréis un tesoro, pero no el tesoro que buscáis».
José María Aresté