Premio del Público en diversos festivales, El sueño de Valentín es una divertidísima comedia argentina dirigida por Alejandro Agresti, conocido por la discutida comedia surrealista El viento se llevó lo que -Concha de Oro en el Festival de San Sebastián 1998- y por el escabroso melodrama Una noche con Sabrina Love.
Al estilo de Manolito Gafotas, todo lo que ocurre en El sueño de Valentín se nos ofrece desde la perspectiva de un niño, cuya narración en off va acompañando los distintos episodios que protagoniza. Valentín es un chaval de nueve años que sufre las consecuencias de una familia rota. Su madre se fue de casa cuando él contaba tres años y su padre cambia de novia cada dos por tres. Valentín vive con su abuela, interpretada por Carmen Maura, y los golpes de la vida le han conducido a razonar como un adulto. En realidad, Valentín es el más maduro de todos los personajes. Está marcado por dos deseos: que le lleven junto a su madre y llegar a ser astronauta.
Ambientado en el Buenos Aires de 1960, la película consigue trasmitirnos, en tono cómico e hilarante, el drama de la vida, con sus decepciones, soledades y desaciertos, pero también con amores y esperanzas. El gran hallazgo de este film es el niño mismo, interpretado por Rodrigo Noya, que se adueña de la pantalla por su elocuencia y expresividad, realmente sorprendentes. También es reseñable la presencia de la modelo porteña Julieta Cardinali, en un papel tan tierno como dramático. En fin, una mirada limpia sobre la vida, que denuncia con simpatía las grandes torpezas de los adultos.
Juan Orellana