Nostálgica película sobre la infancia del comediante alemán homosexual Hape Kerkeling, muy popular en su país, a partir de un libro de recuerdos. Transcurre en un pueblecito en los 70, y conviven los momentos trágicos con los humorísticos, en logrado maridaje.
Hape vive con sus padres, pero él, viajante, está largas temporadas ausente del hogar, y ella enferma y cae en la depresión. Se evocan las reuniones familiares con la amplia parentela, que incluye abuelos y una tía monja. Y en esos encuentros asoma el talento cómico y actoral de Hape, chaval gordito y ocurrente, al que se le dan muy bien las imitaciones, y al que le encanta disfrazarse. Precisamente intenta usar ese don para animar a su madre.
Caroline Link, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera por En un lugar de África en 2001, dirige la película con aplomo y mirada esperanzada, destacando la idea de que para alcanzar la felicidad, la mejor receta es procurar la de los otros. Algo bien interiorizado por Kerkeling, que se dedica profesionalmente a hacer reír.
El film elude la militancia en la causa gay de Kerkeling, aunque en algunos rasgos del pequeño se apunta su posible orientación. Pero el acento se pone en las emociones, en los lazos familiares, reforzados por el amor, la entrega y la alegría. Todo el reparto está magnífico, pero sobresale el niño debutante Julius Weckauf.