En una Europa inmersa en la Gran Guerra, en Fátima, una pequeña localidad de Portugal, la Virgen María se aparece a Lucía, Francisco y Jacinta, de 10, 9 y 6 años.
Fátima cuenta los hechos acaecidos en ese rincón del mundo, con mucha fidelidad a lo relatado por Lucía en sus memorias. Sin que resulte una historia melosa, el guion, aunque a veces se hace un poco lento, está medido y tiene ritmo. Es fácil empatizar con los niños protagonistas –tres actores que realizan un trabajo excepcional– y sufrir y emocionarse con ellos, ante lo que tuvieron que soportar y vivir.
Por otro lado, el hecho de contarlo a través de una supuesta entrevista que un periodista sin fe realiza a sor Lucía en 1985, aunque es un recurso muy manido en este tipo de historias, da mayor fuerza y actualidad al mensaje de 1917.