Cualquier seguidor del mundo de la moda sabe lo que ocurre el primer lunes de mayo. Es la fecha en la que se celebra la Gala del Met, un evento con el que arranca la exposición de moda anual del Instituto del Vestido del Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York. Dicho con otras palabras, esta Gala es lo más parecido a los Oscar de la moda, una fiesta a la que todos quieren ser invitados y que presume de tener la alfombra roja más cotizada del año.
Con lo recaudado en la Gala –las entradas rondan los 25.000 dólares– se financia la exposición de moda anual del Museo. Una exposición que, desde hace años, ronda astronómicas cifras de visitantes. Por poner solo un ejemplo, la muestra del año 2011, dedicada a Alexander McQueen y que llevó por título Savage Beauty, atrajo a más de 600.000 personas y se convirtió en una de las diez exposiciones más visitadas en la historia del Museo Metropolitano de Arte.
El documental que se estrena hoy en cines y que en unas semanas se podrá ver en Canal + Extra y en pocos meses en Filmin, entra hasta la cocina de la Gala del Met de 2015 y de la exposición organizada ese año, que llevó por título China a través del espejo.
En su anterior documental, Page One: un año en el New York Times, Andrew Rossi consiguió “meter” al espectador en la sala de máquinas de un periódico. Ahora, hace algo parecido. Rossi nos acerca a la organización de este macroevento por la puerta grande, de mano de los tres grandes nombres propios de la Gala del Met: Harold Koda, Andrew Bolton –excomisario y comisario, respectivamente, de las exposiciones del Instituto del Vestido– y la todopoderosa editora de Vogue, Anna Wintour, que desde 1995 está detrás de la organización de la Gala (de hecho, para muchos la Gala es “la” fiesta de la Wintour).
La forma de vestir al hombre y a la mujer tiene detrás una potente carga ideólogica
A lo largo de 90 sustanciosos minutos, Rossi nos acerca no solo a la alfombra roja del Met –que es una alfombra omnipresente en cualquier web de moda o celebrities–, sino a la organización de esa fiesta y a todo el proceso creativo y de producción de la exposición. Esta segunda parte es, con diferencia, la más interesante del documental.
El eterno debate: ¿Es la moda un arte?
Rossi plantea al principio un debate que, de puro manido, podría resultar superfluo. ¿Es la moda un arte? Normalmente, en un documental sobre moda la respuesta sería sí, y pasamos a lo siguiente. Sin embargo, la manera de plantear este debate en el documental es sumamente interesante. Por una parte, porque da voz a importantes diseñadores que no se consideran artistas: el más tajante es, sin duda, Karl Lagerfeld, el diseñador de Chanel, que sentencia que “si los diseñadores se sienten artistas, que se vayan a las galerías y nos dejen al resto las pasarelas”. Menos tajante se muestra Jean Paul Gautier, que, sin embargo, reconoce que “nunca habría soñado ver mi ropa en un museo”.
El documental de Andrew Rossi plantea el debate sobre si la moda es arte dando voz a distintos diseñadores
Pero la segunda y más importante razón es que el documental trata de resolver esta cuestión del arte y la moda a través de la organización de una exposición en un museo. Y es muy fácil relacionar la moda con el resto de las artes cuando hablamos en el marco de un museo, cuando vemos las creaciones de alta costura rodeadas de cuadros o esculturas. Es cierto que, como señala de manera acertada Harold Koda, es un arte muy asociado al uso y al comercio, y que no toda prenda de ropa puede considerarse una obra de arte (como tampoco todo dibujo ni cualquier modelado son pintura o escultura, ni cualquier grabación de video es cine); pero, como también afirma Koda, en el siglo XXI los esquemas para definir un arte son más flexibles y en estos límites cabe claramente la moda.
Lo que de verdad esconde un vestido
Pero no es este el único debate que plantea el documental. En la organización de la exposición sobre China, su cultura y su moda palpita otra interesantísima discusión que versa sobre la relación entre la moda y las ideas. Mientras se eligen los modelos que van a formar parte de la muestra, se habla y se discute sobre la tradición en China, sobre el papel de Mao o la influencia del budismo en la sociedad china. Cada una de esas cuestiones se relaciona con unos tejidos, unos colores y unas formas.
Se percibe claramente, a través de enérgicas conversaciones rodadas con un ritmo trepidante y un exquisito gusto, que la filosofía y la moda no son campos tan alejados. Que la forma de vestir al hombre y a la mujer tiene detrás una potente carga ideológica. Que detrás de un espectacular modelo que admiramos en una alfombra roja puede haber densas discusiones sobre ecología, igualdad, sexualidad, sociología o economía. Hay propuestas sobre modos de vivir que se plasman en un vestido, ideas que se defienden a través del modo de combinar los colores o incluso completas cosmovisiones que se muestran en la coreografía de un desfile.
Andrew Bolton afirma en un momento del documental que “hay gente que infravalora el poder de la moda, no entiende la profundidad que tiene este mundo”. Probablemente, el espectador de The First Monday in May será mucho más consciente de este poder de la moda.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta