La saga de Los guardianes de Ga’Hoole, escrita por Kathryn Lasky, es casi desconocida en España. El primer volumen de quince en total fue traducido en 2008; en 2009 siguieron dos más. Se trata de una saga épica de corte clásico, destinada a un público juvenil, que tiene como particularidad que sus protagonistas son aves.
La película está basada en los tres primeros tomos de esta historia: La captura, El viaje y El rescate. Cuenta la aventura de Soren, un joven búho, que sueña con vivir las gestas de los guardianes que su padre le ha contado.
Los míticos guardianes son grandes guerreros que velan por la paz del mundo. Por supuesto todos creen que son una leyenda, y los sueños de Soren sólo logran poner de mal humor a Kludd, su envidioso hermano mayor. Un día Soren y Kludd se pelean, se caen del árbol y son capturados por Los Puros, que liderados por Pico de Metal quieren conquistar el mundo y vengarse de la derrota que le infligieron los guardianes hace mucho tiempo. Para salvar el mundo, Soren tendrá que escapar y volar hasta el Gran Árbol de Ga’Hoole, hogar de los guardianes, para dar la alarma.
Tanto la historia de Lasky como el guión de la cinta beben de los clásicos y narran con las herramientas y materiales de una épica fácil de reconocer: la lucha entre el bien y el mal, el camino duro que debe recorrer un joven hasta convertirse en héroe -sin pretenderlo-, el atractivo del mal, etc. El parecido con La guerra de las galaxias o El Señor de los Anillos es evidente.
Hay que destacar el diseño de protagonistas, hechos realidad gracias al formidable equipo técnico que realizó Happy Feet: la aves son realistas -los realizadores han tenido el acierto de no humanizarlas-, su mundo es el del aire y el de la noche, y a pesar de todo cada ave tiene su personalidad propia y es reconocible. También es notable el bello diseño del paisaje inspirado en Australia. Por último, hay que reconocerle a Snyder (300, Watchmen), hombre de poderosa imaginación visual, un uso inteligente de las nuevas tecnologías aplicadas al cine, incluido el formato 3D, que aquí se disfruta.
No es una película para niños pequeños, por su complejidad y por el tono de realismo sombrío de algunos vericuetos de la trama.