Peter Quill –también conocido como Star-Lord– sigue muy hundido por la muerte de su novia Gamora. No obstante, haciendo de tripas corazón, tiene que reunir de nuevo a su equipo de guardianes para salvar la vida de uno de sus integrantes.
James Gunn vuelve a las andadas. Después de perder algo de fuelle en la segunda parte de Guardianes de la galaxia, el volumen 3 recupera el ritmo, el humor –con momentos realmente divertidos–, la acción y la buena música que nos había mostrado hace ya casi diez años. Tirando mucho de nostalgia, reenfoca la historia de este peculiar equipo de inadaptados, cosa que le permite profundizar en algunos de los personajes y dar momentos de solidez al guion.
No obstante, queda lejos del primer volumen: además de que le cuesta arrancar, las dos horas y media provocan algo de hipertrofia visual. No es que Gunn se traicione a sí mismo: sigue fiel al estilo de las películas anteriores, filmando una especie de spin-off de Star Wars; pero el mundo cósmico interconectado creado por el Marvel Cinematic Universe es de tal calibre, que al espectador le puede pesar no verlo reflejado. Y esto, con Guardianes de la galaxia. Volumen 3, pienso que también ocurre.
Jaume Figa Vaello
@jaumefv