Dani de la Orden dirige una cinta cómica llena de humor casi slapstick y de giros hilarantes. El problema es que los mimbres de esa diversión suponen una vuelta atrás en el cine español: chistes casposos, gags setenteros, con todos los tópicos pasados de moda: la infidelidad sorprendida en plena faena, el cura de pueblo que blasfema, el suegro nuevo rico que mira por encima del hombro a su candidato a yerno, las consabidas escenas de sexo no premeditado… y todo ello, para ofrecernos una imagen del amor matrimonial realmente espeluznante.
La película, eso sí, tiene dos cosas buenas: la crítica implacable que hace del negocio de las bodas y la interpretación de Belén Cuesta y Álex García, sin duda grandes cómicos.