Todd Haynes (Lejos del cielo, Velvet Goldmine) hace un arriesgado experimento para los fans de Bob Dylan, y no es seguro que haya tenido éxito. I’m Not There, título acertado para una falsa biografía, cuenta la vida de Bob Dylan al modo que Woody Allen contó la historia de Zelig: cada aspecto de su vida está encarnada por un actor diferente.
Seis dan vida a este curioso Dylan: Marcus Carl Franklin, un chaval afro-americano de 12 años, huye de casa con una guitarra, se hace llamar Woody Guthrie; Ben Whishaw se hace llamar Arthur Rimbaud y recuerda al Dylan de las ruedas de prensa de los años 1964-1965; Christian Bale encarna a Jack Rollins, versión de Dylan a comienzo de los 60 en Greenwich Village; Bale reaparecerá, con el nombre de Pastor Jack, tras su conversión al cristianismo; otros Dylan serán Heath Ledger, Richard Gere, y muy especialmente Cate Blanchet -sí, la misma-, en el papel de Jude, el Dylan que viajó a Inglaterra y se enfrentó a la prensa y a sus fans.
No hay ningún intento de relacionar los diversos Dylan, ni falta que hace. Los “dylanófilos” reconocerán las imágenes, copiadas de diversos álbumes, de fotos de prensa y sobre todo de los dos grandes documentales sobre este autor, el de D.A. Pennebaker Don’t Look Back , que genera hostilidad hacia el cantautor; y el de Martin Scorsese No Direction Home: Bob Dylan, que le reconcilia con el público.
Es posible que los fans disfruten con esta cinta; pero es difícil que le guste a alguien más. Es larga, tediosa para los no iniciados, aunque llevadera gracias a la maravillosa música que acompaña continuamente esas elaboradas imágenes.