El ya sesentón Harrison Ford intenta mantener su caché y popularidad con esta espectacular superproducción bélica de la que es protagonista y productor ejecutivo. Con ella logra su mejor película Kathryn Bigelow, directora de films interesantes pero toscos, como Acero azul, Le llaman Bodhi, Días extraños o El peso del agua.
El guión recrea la odisea real de un sofisticado submarino nuclear soviético, fabricado en 1961, durante la fase más tensa de la Guerra Fría. Los diez muertos que causó su acelerada y chapucera construcción le ganaron el sobrenombre de Creador de viudas; un apelativo que se mostró fatídicamente certero durante su primera misión.
Bien interpretada por un reparto excelente, la película ofrece una realización siempre vibrante y a ratos espectacular, que dosifica los conflictos dramáticos planteados en el sólido guión, de sabor clásico. Sin embargo, todo es algo esquemático y suena a ya visto. Esto limita el interés del film, por lo demás entretenido y positivo en su elogio del heroísmo y la entereza moral.
Jerónimo José Martín