Director: Antoine Fuqua. Guión: Alex Lasker y Patrick Cirillo. Intérpretes: Bruce Willis, Monica Bellucci, Cole Hauser, Tom Skerrit, Fionnula Flanagan. 118 min. Adultos.
En algún lugar de África un presidente es derrocado, surge un nuevo dictador, otra guerra civil y una etnia se dispone a eliminar a otra. Centenares de miles de civiles huyen, muchos son asesinados sin motivo. Por un capricho del guionista el país se llama Nigeria, aunque se podría llamar de muchas maneras.
La historia de Lágrimas del sol es la de un teniente de los Navy Seal (Bruce Willis), enviado a sacar del país a una ciudadana estadounidense, la doctora Kendriks (Mónica Bellucci). Esta mujer se niega a abandonar a «su gente» y convertirá una misión relativamente sencilla de los Seals en una operación compleja que puede tener repercusiones políticas y diplomáticas internacionales.
Antoine Fuqua (Training Day) ha querido rodar una historia clásica de heroísmo cargada de sentido moral: para que triunfe el mal basta con que los hombres de buena voluntad no hagan nada. Comienza con un estremecedor montaje de imágenes reales y luego cuenta su historia en la que unos soldados deciden desobedecer las órdenes para no ser mudos espectadores de una masacre. La decisión, según el director, es la acertada.
Técnicamente, la realización es correcta, con los tópicos de rigor. El único defecto notable de esta cinta es la penosa presencia de la Bellucci, que estropea cada secuencia en la que aparece, pues no es la actriz adecuada para ese papel. Otra cuestión es que siente mal a un sector del público este canto al heroísmo y a la humanidad de las tropas estadounidenses que se meten en casa ajena por el bien de la democracia, pero eso es una historia que no tiene que ver con nuestra película.
Fernando Gil-Delgado