Director y guionista: Paolo Sorrentino. Intérpretes: Toni Servillo, Olivia Magnani, Adriano Giannini, Raffaele Pisu, Angela Goodwin. 100 min. Adultos. (VXD)
El gran triunfador de los premios David de Donatello 2005 del cine italiano (película, director, guionista, actor, fotografía) fue este sorprendente «thriller», cine negro, consistente e intimista, intenso y singular. Titta di Girolamo (un inquietante Toni Servillo, que siendo inexpresivo es tremendamente elocuente) es un hombre hermético, perfectamente metódico, cincuentón, que oculta sus sentimientos y vive solo y acorazado, aunque se encuentre momentáneamente acompañado por otros clientes del hotel suizo donde vive desde hace ocho años.
El napolitano de 36 años Paolo Sorrentino escribe y dirige una película sólida y estilizada que sabe desgranar muy lentamente la información necesaria para ir entendiendo a un personaje encadenado por unas circunstancias misteriosas. Hay grandes interpretaciones, con una luminosa presencia de Olivia Magnani, nieta de la protagonista de «Roma, città aperta». Y también mucho acierto en la factura técnica y en la puesta en escena, que vienen a demostrar -una vez más- que para hacer una buena película no hacen falta muchos medios, sino más bien una buena historia y arte para contarla de la manera adecuada.
Cuando le entrevisté, Sorrentino fue claro, incluso tajante: el cine tiene que ser un ejercicio visual que atraiga por la potencia de su mirada sobre una historia: cuidado con los imitadores de Rohmer, Oliveira y demás entusiastas de ese cine de gente que habla como la gente de la calle, filmada con plano general y cámara estática… La magnífica fotografía de Luca Bigazzi saca partido a unas localizaciones muy agradecidas y confiere a la película una atmósfera incómoda, muy adecuada para introducirse en el corazón de un tremendo drama, que siendo turbio está salpicado de luces.
Alberto Fijo