Catorce años después, Brad Bird vuelve a hacerse cargo del timón del universo superheroico de Pixar. En el mismo punto en que lo dejó entonces, cuando el Socavador quería “acabar con la paz y la felicidad de todos”: que “no hay nadie más bajo que yo”, gritaba el villano… Desde esas profundidades, como si fuera un auténtico trampolín, esta segunda parte de Los Increíbles salta hasta lo más alto de la taquilla estadounidense, superando el récord animado de Buscando a Dory.
Y se lo merece: Bird, una vez más en solitario, realiza una película de 10. El realizador de grandes títulos como El gigante de hierro o Ratatouille aprovecha muy bien la caracterización de los personajes que ya conocemos, para seguir profundizando en ellos. No es, simplemente, un estirar el chicle todo lo que dé de sí (a lo que están tan acostumbrados algunos), sino que hace una historia nueva, además de muy divertida.
Esta vez, se cambian las tornas: a pesar del esfuerzo que ponen para salvar a la humanidad, los superhéroes siguen estando proscritos. Pero un admirador suyo, el ricachón Winston Deavor, quiere devolverlos a la legalidad: solo necesitan un buen lavado de imagen y, para ello, necesita a Elastigirl. Así, Helen saldrá a salvar el mundo, mientras Bob tendrá que hacerse cargo de la familia: Violeta, una adolescente muy molesta porque el chico que le gusta la ha olvidado; Dash, que necesita ayuda con sus deberes; y el pequeño Jack-Jack, que saca a luz sus muchos superpoderes, que solo conocíamos los espectadores (¡y no todos!).
Lo mejor de Los Increíbles 2 es que Brad Bird escribe un guion con mucho equilibrio. Esta vez, efectivamente, Elastigirl cobra mucho protagonismo, pero no para sumarse a “los estándares” circunstanciales del momento, ni al me too. La de Bird es una historia que ya pergeñó en momentos de la primera parte. Quería explorar cómo sería la vida ordinaria de un héroe que tiene que hacerse cargo de su familia. Y así, compaginando muy bien las diversas líneas de acción de la película, vemos la misma temática de la primera entrega: la importancia, mayor que nunca en la familia, de trabajar juntos, en equipo, ayudándose unos a otros. Con lazos, que también son de amistad, realmente muy fuertes.
Por otro lado, si el tráiler ya está lleno de gags, no lo dice todo. La película guarda muchos ases en la manga y nos brinda algunos momentos realmente cómicos. Sobre todo, de la mano de Jack-Jack y el desarrollo y (auto)conocimiento de sus superpoderes. También por parte de los múltiples personajes que van apareciendo, que dan momentos tan gloriosos como lo del “despuñetazo” (hay que verlo, para entenderlo).
¿Qué decir de la banda sonora? El doblemente oscarizado Michael Giacchino por Up es un grande. Ha participado en todas las películas de Bird desde que está en Pixar, y es capaz de trabajar en la que nos atañe, en Jurassic World: El reino caído o en Rogue One, por mencionar algunas de las más recientes.
Los Increíbles 2 es, pues, “cine palomitero” del mejor, pero también invita a reflexionar: en la familia, tan denostada, a veces, y en qué estamos haciendo con nuestras vidas “empantalladas”. Reflexiva como, por lo general, solo sabe hacer Pixar (con sus más y sus menos, sí). Sin duda, junto con las continuaciones de Toy Story, una de las mejores segundas partes de la compañía del flexo. ¡Ojalá podamos decir lo mismo de Toy Story 4!
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