Tras dos años de ausencia -estaba trabajando en Broadway-, Zeta-Jones regresa a la pantalla grande para dar vida a Sandy -atractiva cuarentona, madre de familia y deportista- que al descubrir que su marido la engaña, se marcha con sus hijos a Nueva York. Su casero, Aram, se ofrece a hacer de canguro cuando haga falta. El joven tiene el corazón destrozado por la traición de su mujer, una bella francesa, que le abandonó nada más conseguir el permiso de residencia. A pesar de la diferencia de edad…
Freundlich arranca la película con cierta gracia, pero inmediatamente se entrega al cliché, a la grosería, al tópico escatológico, abuso de del conflicto “diferencia de edad entre ella y él”, resuelto finalmente de una forma insoportablemente cursi.