El auge de la animación digital está lanzando a esta técnica a pequeñas compañías de diversos países que se asocian para acceder a una parte de ese jugoso pastel. Es lo que ha pasado en P3K Pinocchio 3000, ambiciosa coproducción internacional que ofrece una entretenida versión futurista y libérrima del relato de Carlo Collodi.
El canadiense Daniel Robichaud ofrece unos fondos muy imaginativos y unos originales diseños de personajes, todos animados con esmero y brillantez. Además, aprovecha un parque temático para lucirse en varias secuencias de acción muy espectaculares. De todas formas, la mejor escena de la película es el originalísimo concurso de imaginación entre Pinocho y la hija de Scamboli -el malvado del filme-, en el que Robichaud da rienda suelta a su propia fantasía. Desgraciadamente, el resto del guión no es tan sugestivo como en esa escena, y a veces se deja llevar por una rutinaria y blanda acumulación de gags poco hilvanados.
En cualquier caso, la película nunca pierde su tono familiar, critica certeramente al cientifismo deshumanizador y elogia la sensibilidad ecológica, la familia, la amistad y la responsabilidad.
Jerónimo José Martín